La noche del domingo se clausuró la 22 edición con el discurso de Chon Allué, componente del equipo organizador.
Carla Simón gana el Oso de Oro a Mejor Película en el Festival de Berlín con Alcarrás, la primera directora española en ganar uno de los grandes festivales; Audrey Diwan se alza con el León de Oro en el Festival de Venecia por su película El acontecimiento, basada en el libro del mismo título de la estupenda escritora francesa, candidata al Nobel en varias ediciones, Annie Ernaux; Titane, de Julia Ducourneau es la triunfadora del Festival de Cannes con la Palma de Oro; Jane Campion, candidata al Oscar por su película El poder del perro; AlineGrigore gana la Concha de Oro por su primera película, Blue Moon, que presentamos el viernes, en el Festival de San Sebastián. En los Goya un buen número de directoras están nominadas a mejor dirección o mejor película, además de a otros galardones: Icíar Bollaín por Maixabel, Clara Roquet por Libertad, Clara Rodríguez Colás por Chavalas. También en el año 2020 las mujeres directoras triunfaron en los festivales más prestigiosos y han contado con el favor del público (Eliza Hittman, ChloéZao, Pilar Palomero, Emerald Fenell, Dea Kulumbegashvili, Kelly Richard…por citar a algunas). Una conocida revista de cine confecciona una lista de las 120 mejores películas de 2021 y 7 de los 10 primeros puestos son para películas dirigidas por mujeres. Otras muchas cineastas cosechan premios al Mejor Guion o a Mejor Dirección o Premio del Jurado en estos mismos certámenes, pero no queremos convertir esta clausura en un nomenclátor. Esta crónica se podría titular Grandes Éxitos. Ya está, las mujeres cineastas han triunfado por fin, puede que síntoma de una mayor sensibilidad después del Me Too.
Celebramos, cómo no, tantos premios que no son como piensan algunos críticos malévolos la cuota que imponen estos tiempos de corrección política. Pues no, esto es solo la superficie, la espuma de las olas: la brecha de género sigue abierta y eso es lo que nos dicen los datos. Sin datos no hay visibilidad y sin visibilidad no hay prioridad. La profesora de Comunicación Audiovisual de la Universidad Carlos III de Madrid, Concha Gómez, ha coordinado un libro,Brecha de género en el audiovisual español, en el que se hace un análisis exhaustivo de la situación, acompañada de una formidable recopilación de datos. Es imprescindible, pues, realizar estudios con perspectiva de género que ilustren la brecha en las distintas profesiones que abarca una obra audiovisual, tanto las profesiones creativas como las técnicas. Solo con decir que el primer capítulo del libro se llama Radiografíade una industria altamente masculinizada ya da idea del contenido. Leo literalmente: “la infrarrepresentación de las mujeres en los puestos de poder económico y de decisión ha sido una anormalidad en el ecosistema audiovisual que ha contribuido a perpetuar durante décadas la falta de oportunidades a un sector vital de la población de este país”. No es el único estudio que ponecifras y contenido a esta desigualdad. La Asociación de Mujeres Cineastas, CIMA, ha demostrado que solo un 12% de las películas españolas estrenadas en salas, y atención, en plataformas en 2021 han sido dirigidas por mujeres. Y un dato más, contrastado para no abrumar al respetable y apesadumbrarlo en un día que es, para nosotras, de celebración porque un año más, y ya van veintidós, hemos podido realizar esta Muestra. Ahí va el dato: en la Academia de Cine de España hay 1234 socios y 551 socias. Envidiable proporción para que se vea quién decide. Decía Ruth Bader Ginsburg, jueza de la Corte Suprema de los EEUU de 2013 hasta su muerte el 18 de septiembre de 2020 que “las mujeres deben estar en todos los lugares donde se toman decisiones” y esa es la clave: el cambio solo puede llegar cuando las mujeres estemos en los puestos de responsabilidad, en los puestos de poder.
Está a punto de aprobarse la Ley General de Comunicación Audiovisual y todavía no se sabe qué cambiará del Proyecto que está ahora en el Congreso, pero CIMA denuncia que en el proyecto de ley, en el que se asegura la obligación de las cadenas y plataformas audiovisuales a producir y emitir películas y series en las lenguas cooficiales de las CCAA, no se contemplan, sin embargo, medidas concretas para promocionar la igualdad en los medios audiovisuales. Por supuesto que aparecen referenciasbienintencionadas sobre la necesaria contribución de los medios audiovisuales a la igualdad, pero medidas concretas, ninguna; las alegaciones de la Asociación de Mujeres Cineastas, de momento, en el proyecto, no se recogen, haciendo caso omiso a la Agenda 2030 de Naciones Unidas y a otros textos internacionales y europeos como el Plan Estratégico para la Igualdad de género 2020-2025. Como dice Cristina Andreu, presidenta de CIMA, “no se trata de cuotas se trata de democracia”.
En los últimos días de preparación de esta Muestra ha sucedido un hecho terrible de imprevisibles consecuencias a nivel mundial. El 24 de febrero Rusia invade Ucrania, una guerra que tal vez no quisimos ver, una guerra que se estaba librando en las fronteras desde 2014. En 2017 se contabilizaron ya 10000 muertos en la región del Donbás. Las principales víctimas de esta guerra son los ciudadanos y ciudadanas ucranianos que están soportando ataques indiscriminados,asesinatos, hambre, expulsiones, violaciones, desplazamientos masivos, desarraigo, persecuciones y una cantidad indeterminada de mentiras. Hay una relación directa entre guerra y patriarcado. Decía Elvira Lindo en un artículo reciente que “la guerra es la derrota de las mujeres”.
Mientras en Occidente nos lamentamos por las consecuencias, sobre todo económicas, de esta catástrofe que puede que sea planetaria, el cine (de qué si no podemos hablar) nos ayuda a entender el horror que se estaba fraguando mientras nuestros dirigentes hacían negocios con el gas ruso. Hay magníficos cineastas, mujeres y hombres de Ucrania que con sus películas y documentales, algunas premiadas en festivales europeos y americanos, denunciaron lo que ellos sí pensaban que podía suceder. La actriz ucraniana Polina Dzhkaieva, residente en Madrid, protagonizó uno de los momentos más emotivos de la gala de los premios Gaudí (los premios que da la Acadèmia del Cinema Catalá) al condenar la invasión rusa y defender que “la libertad y la cultura siempre ganan”.
Busquen en las plataformas, Badroads, dirigida por Natalya Vorozhbit y The Earth is Blue as An orange (La tierra es azul como una naranja), de Iryna Tsilyk, película documental que se estrenó en el Festival de Sundance en 2020 y ganó el Premio de dirección: Documental de cine mundial, además de haber sido seleccionada en más de sesenta festivales. La tierra es azul como una naranja, título tomado del primer verso de un poema surrealista de Paul Eluard, nos demuestra que, en tiempos de guerra, el hacer cine es otra forma de mantenerse vivo.
Asun, Teresa, Chus, Lorena y yo, como siempre, agradecemos vuestra asistencia a estas sesiones de la Muestra. Asimismo, damos las gracias a Rubén, Fiti, Silvia, por las muchas horas de cabina y por todo lo demás.